
Por: Cynthia Lacouture – @Cynthilacu
Una flor que brilla entre montañas, cuna de miles de kilómetros de estrellas que se ven cada vez más cerca, tan cerca que cuando la noche es estrellada se pueden casi tocar. Un aire que envuelve la risa de todos los cantos, cuna del arte, del teatro, de la cultura colombiana. Cada seis de agosto nos acordamos que caminamos entre sus piernas y nos enlodamos con sus traiciones. Recordamos que ella existe, que está ahí para cuidarnos y gritarnos sobre su majestuosidad.
Cada seis de agosto le pedimos disculpas, por ser tan groseros y tratarla como a quien no se merece. Bogotá es mi primer amor, la city que adoro. La que me carcome las ganas de conocerla más, así sepa que nunca lo lograré. Ese misterio de ruinas que me desenvuelve en sus noches.
Eso es Bogotá. Mi primer hogar, y mi segundo: el Estadio Nemesio Camacho ‘El Campin’, otro de los olvidados en esta cotidianidad que enceguece. Otro que la misma semana de la inmensa Bogotá cumple su aniversario de ser inaugurado.
El Estadio NEMESIO Camacho El Campín fue fundado un 10 de agosto, pero de 1938. En ese entonces, tenía una capacidad de 10000 espectadores. Su nacimiento retumbó por toda Colombia, no sólo porque se inauguraria con los Juegos Bolivarianos, sino porque significaba la expresión máxima de la política del momento. El caudillo Jorge Eliecer Gaitan, que en ese momento era alcalde de la ciudad, añoraba construir un estadio digno de los bogotanos, ya sabía donde hacerlo, pero tenía que pedir permiso a los dueños del predio.
El concejal Luis Camacho Matiz, hijo de Nemesio Camacho, acogió inmediatamente el proyecto porque además de ser el dueño del predio, era seguidor de Jorge Eliecer Gaitan. La hacienda donde se construyó el estadio se llamaba El Campin, que era una transformación de la palabra Camping que en inglés significa acampar, ya que esta era una amplia zona para practicar este hobbie.
Entre lluvias, truenos, relámpagos y soles monumentales, el 10 de agosto de 1938 se inaugura el Coloso de la 57. Para la primera presentación del fútbol profesional colombiano, el estadio tenía una capacidad de 23500 espectadores y aunque se llenaba hasta los 25000, se convirtió en el hogar indiscutido de Independiente Santa Fe que, en 1948, logra alzar su primer título en este gigante de la capital.
Aguanta frío, lluvias, incendios, peleas, barras bravas, tarimas, helicópteros. El estadio Nemesio Camacho es un verdadero gigante y, aunque pocos saben que cumple en la misma semana que nuestra amada Bogotá, los santafereños nunca dejaremos de repetir que es, y siempre será, nuestra segunda casa.